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Contra los travesticidios y la política de ajuste: con orgullo, en las calles y en lucha
27 de junio, por Opinión — Géneros y Sexualidades, Columnistas Vertical , LGTBI, Stonewall, Travesticidio, Travesti, Géneros y Sexualidades, Columnistas Vertical , LGTBI, Stonewall, Travesticidio, TravestiEste sábado a las 14 h nos movilizamos al Congreso con nuestras banderas bien en alto. En el marco del 28 de junio, aniversario de la rebelión de Stonewall, esa revuelta anticapitalista que enfrentó a la represión y al orden policial que intentaba disciplinar a la diversidad sexual. ¡Con orgullo en las calles, para enfrentar a Milei, el FMI y sus cómplices.
No es casual que la avanzada de Milei y su gobierno negacionista también venga cargada de odio a nuestras existencias. A la comunidad trans y travesti solo se le reconoce por estadísticas de miseria: 35 años de expectativa de vida, 40% sin terminar la escuela, 80% expulsadas de sus casas. A eso, hoy se suma un ataque brutal a todas las condiciones de vida, sostenido por el pacto con el FMI y ejecutado junto a los gobernadores y la complicidad de las direcciones de las centrales sindicales.
Lo decía Diana Sacayán: tenemos que ser sujetes transformadores de esta sociedad. Esa es nuestra tarea urgente. El 1F lo demostramos cuando fuimos uno de los colectivos que más se plantó contra los dichos de Milei en Davos. Hoy, esa pelea sigue más viva que nunca.
Estamos en un momento del país donde el poder judicial, votado por nadie, actúa cual casta proscribiendo opositores como sucedió recientemente con Cristina Fernández de Kirchner. Detrás de ese avance se esconde la necesidad de imponer un régimen más autoritario, que discipline cualquier resistencia social y asegure que el ajuste brutal que exige el FMI pueda llevarse adelante sin oposición en las calles, en cada barrio, lugar de laburo y estudio.
Mientras Milei gobierna para ricos y fachos, hay una juventud que no se calla. Una comunidad que sabe que el orgullo no es solo una fecha para el marketing, sino una bandera de lucha. Por eso tenemos que abrazar a las luchas en curso: a les trabajadores del Bonaparte, del Posadas y del Garrahan, que denuncian despidos y precarización en salud; a les jubilades que resisten todos los miércoles las balas de Bullrich; a les despedides por organizarse en fábricas como Georgalos o Morvillo y call centers.
Por eso, una vez más, levantamos la necesidad de unir todas las luchas. Lo hicimos durante semanas acompañando a les jubilades reprimides en Plaza Congreso, junto a despedides de empresas estatales y privadas, de la salud y la industria, confluyendo en las calles y mostrando que cuando peleamos juntes, nos hacemos más fuertes. Esa unidad es la que temen los de arriba.
Porque el mismo gobierno y sus cómplices que recorta las jubilaciones, niega derechos laborales y despide a quienes luchan, es el que desoye el pedido urgente de justicia por los crímenes de odio. Para frenar este ajuste, necesitamos coordinación, organización desde abajo y un programa que ponga nuestras vidas por delante de las ganancias.
Este ajuste no lo aplica Milei en soledad. Cuenta con el aval de gran parte del régimen político que se sienta en el Congreso: desde sectores del radicalismo y el PRO hasta sectores del peronismo que acompañaron con su abstención o sus votos las leyes que destruyen derechos laborales, privatizan empresas públicas y profundizan la entrega al Fondo Monetario.
Esta pelea no es sectorial ni identitaria en el sentido que algunos quieren imponer para dividir. Es una lucha profundamente política y de clase. Porque mientras nos matan, nos empobrecen, nos precarizan. Seguimos denunciando que en la provincia de Buenos Aires desapareció Tehuel de la Torre. Nos seguimos preguntando dónde está.
A las direcciones sindicales siguen firmando acuerdos a espaldas de quienes sufrimos las consecuencias de este régimen económico y político, hay que exigirles: rompan la tregua. Hay que preparar un verdadero plan de lucha y un paro general ya. No podemos esperar más, no podemos resistir más aisladxs.
El 28J no es solo memoria. Es presente y futuro en disputa. Desde el PTS en el Frente de Izquierda, decimos con orgullo que no hay libertad sin igualdad, y que no hay igualdad sin enfrentar a los de arriba.
¡Basta de crímenes de odio! ¡Abajo el ajuste y los pactos del gobierno y el FMI!
Nos vemos en las calles. Con orgullo, con bronca y con organización.
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El silencioso grito de Sofía, nadie se suicida en una comisaría
24 de junio, por Opinión — Géneros y Sexualidades, LGTBI, Travesticidio, Travesti, Géneros y Sexualidades, LGTBI, Travesticidio, TravestiSofía Fernández era una mujer travesti de 39 años que vivía en Pilar. El 8 de abril de 2023 fue detenida arbitrariamente por la Policía Bonaerense y, dos días después, apareció muerta en una comisaría. Desde entonces, su familia y organizaciones del movimiento LGBTI+, junto a organismos de derechos humanos y sectores de la izquierda, vienen denunciando que fue un crimen de odio perpetrado por la policía, que intentó encubrirlo como suicidio.
Hoy hay 10 policías imputados: tres por homicidio agravado por odio a la identidad de género y siete por encubrimiento. Sin embargo, solo uno está detenido pero luego fue liberado. La mayoría sigue libre e incluso algunos continúan en funciones. A pesar de las pruebas presentadas, el proceso judicial avanza lentamente y con obstáculos: el juez de la causa, Saettone, se negó a aplicar el agravante de crimen de odio y rechazó medidas claves para avanzar hacia el juicio oral.
Son diez los policías involucrados, cinco de ellos acusados de homicidio triplemente calificado por odio a la identidad de género, por el concurso premeditado de dos o más personas y por ser perpetrados por miembros integrantes de la fuerza policial. Son: Carlos Rodríguez, Yésica Isabel Núñez, Viviana Ruiz, Gonzalo Germán Robles y Ezequiel Francisco Ávalos Ibáñez.
La familia de Sofía, encabezada por su hermana Mabel, sostiene una lucha enorme con pocos recursos y mucho coraje. Sin apoyo estatal, ha marchado semana a semana para que la causa no quede archivada ni olvidada. Su lucha es la de miles de personas travestis y trans que exigen el fin de la impunidad policial y justicia real ante un Estado que sigue siendo cómplice.
La hermana Mabel, con recursos limitados, debió pagar peritos y abogados que el Estado le negó; salió a la calle, marchó semanalmente frente al Juzgado de Garantías de Pilar. Y aún así, en su fuerza, quedó la impotencia de saber que policías armados acompañaron esas marchas, pero no acompañaron a Sofía.
.En febrero de este año, la Cámara de Apelación rechazó la recusación al juez Saettone, quien se negó a incluir el agravante de odio en la causa. Así se posterga el camino al juicio, previsto para mayo, mientras dos tercios de los acusados gozan de prisión domiciliaria.
El 5 de abril, la Fiscalía de Pilar pidió formalmente el juicio por “transfemicidio” —un pedido que simboliza una lucha por nombrar a Sofía y no dejarla perderse en la vorágine de estadísticas y desviaciones institucionales. Pero el juez Walter Saetone no respondió. La familia sigue exigiendo el juicio.
El gobierno de Milei, con su política de ajuste, represión y ataques constantes a las disidencias, es responsable político de que crímenes como el de Sofía sigan ocurriendo. Al eliminar el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, al atacar el cupo laboral travesti-trans y al reforzar el poder represivo de las fuerzas de seguridad, profundiza las condiciones de violencia y exclusión que vive el colectivo LGBTI+. Mientras tanto, sectores aliados como Villarruel y los gobernadores cómplices avalan este rumbo reaccionario que busca hacernos retroceder décadas en derechos. Pero Sofía no fue una víctima de “exceso” ni de “una manzana podrida”: fue el blanco de un aparato estatal violento y patriarcal que Milei defiende con orgullo.
Tampoco podemos dejar de denunciar al peronismo de la provincia de Buenos Aires. El crimen de Sofía ocurrió bajo la gestión de Kicillof y su ministra de Seguridad, que siguen sin hacerse responsables. La Bonaerense, con miles de casos de gatillo fácil, tortura y violencia institucional, sigue siendo intocable. El 1° de febrero hubo una movilización frente a los tribunales de Pilar para exigir justicia, pero no alcanza con un solo día. Necesitamos seguir organizadas y organizados en las calles, en los lugares de trabajo, en las escuelas y en los barrios, para que no haya ni una más. Porque a Sofía la mató la policía y la encubrió el Estado: solo la lucha puede torcer esa historia.
Este viernes 27 de julio se realizará un festival por justicia para Sofía Fernández en Espacio 911 en la Ciudad de Buenos Aires. Un espacio de encuentro, memoria y lucha para exigir juicio y castigo a los responsables y denunciar la complicidad del Estado. Porque no queremos más travestis muertas por el aparato represivo ni más encubrimientos judiciales.
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Activistas encarceladas en Irán publican carta condenando los ataques israelíes
20 de junio, por Presas políticas — Internacional, Géneros y Sexualidades, Edición Estado Español, Israel, Estado de Israel, Irán, Edición México, Edición Uruguay, Edición Costa Rica , Feminismos, Internacional, Géneros y Sexualidades, Edición Estado Español, Israel, Estado de Israel, Irán, Edición México, Edición Uruguay, Edición Costa Rica , FeminismosSe trata de cuatro presas políticas opositoras al régimen iraní. Son de la oposición prokurda y de izquierda. En la carta advierten que las “potencias extranjeras” no podrán liberar a Irán.
Reproducimos a continuación un artículo publicado por el sitio Middle East Eye con la carta publicada por un grupo de cuatro presas políticas en cárceles iraníes (una de ellas con condena a muerte), donde se pronuncian contra los ataques de Israel y contra la injerencia extranjera.
Por un grupo de las activistas encarceladas se hizo una importante campaña internacional de firmas exigiendo su liberación de la que participaron los parlamentarios del PTS en el Frente de Izquierda de Argentina.
Entre otras cosas en la carta escrita desde la carcel las activistas declaran "Nuestra liberación... de la dictadura que gobierna el país es posible a través de la lucha de las masas y recurriendo a las fuerzas sociales, no aferrándose a potencias extranjeras o depositando esperanzas en ellas".
Cuatro mujeres activistas encarceladas en Irán emitieron una carta desde la prisión condenando los ataques de Israel al país y advirtiendo contra confiar en "potencias extranjeras" para un cambio de régimen.
Golrokh Ebrahimi Iraee, Verisheh Moradi, Sakineh Parvaneh y Reyhaneh Ansarinejad emitieron la carta, publicada por la agencia de noticias pro kurda Firat, desde la prisión de Evin en Teherán.
Acusaron a Israel de cometer genocidio en Gaza y dijeron que su objetivo era crear un Medio Oriente "débil y sumiso".
"Nuestra liberación... de la dictadura que gobierna el país es posible mediante la lucha de las masas y recurriendo a las fuerzas sociales, no aferrándonos a potencias extranjeras ni poniendo esperanzas en ellas", escribieron.
Las potencias que siempre han traído destrucción a los países de la región mediante la explotación y la colonización, incitando guerras y asesinatos en busca de mayores beneficios, no tendrán otra salida que una nueva destrucción y explotación.
Los autores de la carta están actualmente cumpliendo condenas de prisión por su participación en una serie de causas, incluidas campañas pro kurdas y organización sindical.
Moradi, activista de la Comunidad de Mujeres Libres del Kurdistán Oriental (KJAR) que luchó contra el grupo Estado Islámico en Siria, se enfrenta a una sentencia de muerte por "rebelión armada" por su apoyo a las manifestaciones Mujer, Vida, Libertad que estallaron en 2022 por la muerte de la mujer kurda Mahsa Amini.
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Las otras tres cumplen actualmente condenas de entre cuatro y seis años de prisión.
En su carta, los cuatro activistas hicieron aparente referencia a quienes apoyan los ataques de Israel al país, calificándolos de "traidores" a Irán.
"Los traidores a Irán, los traidores a los pueblos de Oriente Medio y los traidores a los años de lucha de los pueblos por la libertad contra la opresión sabrán que su traición y su desdén quedarán grabados en la memoria del pueblo iraní y en la historia", escribieron.
"Las generaciones futuras recordarán con vergüenza a quienes se paran sobre los cadáveres de personas indefensas y los pisotean."
Verisheh Moradi es una de las prisioneras que firmó la carta condenando los ataques israelíes (Red de Derechos Humanos del Kurdistán)
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El precio de la inclusión: pinkwashing y la doble máscara israelí
19 de junio, por Opinión — Géneros y Sexualidades, Palestina, Israel, Edición México, Edición Uruguay, Géneros y Sexualidades, Palestina, Israel, Edición México, Edición UruguayMientras el gobierno de Netanyahu profundiza la ofensiva militar sobre Gaza y escala tensiones regionales, Israel intentó realizar su Pride como si nada sucediera.
No es casual. Hace años que el Estado israelí promueve la idea de ser una isla progresista en Medio Oriente, donde las personas LGBT+ supuestamente gozan de amplios derechos frente a los regímenes represivos de la región. Pero detrás de esta narrativa de modernidad e inclusión se esconde una estrategia de marketing político conocida como pinkwashing: utilizar la causa LGBT+ para lavar la imagen de un Estado colonial y opresor.
Un pride sin Palestina Libre
Este año en Tel Aviv se preparaba para celebrar su Pride el viernes 13 de junio, . Sin embargo, la escalada militar con Irán obligó al gobierno y al municipio a cancelar el desfile, considerado "momento inapropiado para festejos”.
En los últimos años, esta estrategia alcanzó niveles grotescos. Durante las ofensivas militares en Gaza, circularon imágenes de soldados israelíes izando banderas del orgullo sobre zonas destruidas por los bombardeos, acompañadas por consignas como "In the name of love". Estas imágenes no son gestos aislados: son parte de la campaña internacional Brand Israel, una política de Estado que busca reforzar la legitimidad de Israel mediante la exportación de una imagen cosmopolita, abierta y moderna.
Sin embargo, para las organizaciones palestinas y los colectivos queer de la región, no hay orgullo posible en el marco de la ocupación. “No hay una puerta rosa en el muro que encierra a los palestinos”, denuncian activistas como Sa'ed Atshan. La consigna que recorre movilizaciones en todo el mundo es clara: "No hay orgullo en la ocupación". Desde Euskal Herria hasta Bogotá, pasando por las marchas en Berlín y Nueva York, los sectores críticos señalan que Israel intenta apropiarse de las luchas por los derechos LGBT+ para maquillar su política colonial y los crímenes contra el pueblo palestino.
Es cierto que Israel ha impulsado avances en materia de derechos LGBT+ respecto a otros países de la región. La actividad sexual es legal desde 1988, las parejas del mismo sexo pueden adoptar y sus matrimonios son reconocidos si se celebran en el extranjero. Las personas LGBT+ pueden ingresar libremente al ejército, e incluso algunos políticos israelíes se muestran abiertamente homosexuales. Sin embargo, no todo es tan inclusivo como lo venden: el matrimonio igualitario sigue prohibido y parte del gobierno, con ministros vinculados a sectores ultraortodoxos, sostiene posturas abiertamente homofóbicas.
Pero el problema no se reduce a Israel. Como señala Pablo Heron en La Izquierda Diario en su análisis sobre las empresas "diversas e inclusivas", el pinkwashing también es una práctica común en las grandes corporaciones globales. Empresas como Amazon, Disney o Booking despliegan campañas multicolores cada mes de junio, mientras sostienen condiciones laborales precarias, explotan a minorías y retroceden en sus discursos cuando enfrentan presiones conservadoras. La diversidad, en estos casos, se convierte en un negocio: una estrategia para captar consumidores sin cuestionar la lógica de la explotación y la desigualdad.
El pinkwashing no es una práctica exclusiva de Israel: es parte de una estrategia global donde Estados, gobiernos y grandes empresas se apropian de los símbolos de la diversidad para maquillar sus prácticas opresivas. Desde la FIFA, que ondea banderas del orgullo mientras organiza mundiales en países que persiguen a personas LGBT+, hasta marcas como Coca-Cola, que pintan sus productos con los colores del arcoíris mientras explotan trabajadores en el sur global, el pinkwashing se ha transformado en una herramienta funcional al capitalismo. Bajo el discurso de la inclusión, se esconde la explotación.
El pinkwashing, tanto estatal como empresarial, busca apropiarse de símbolos de lucha para convertirlos en herramientas de marketing. Pero las banderas no deberían encubrir ni muros ni bombas. Los derechos LGBT+ no pueden ser utilizados como escudo para legitimar ocupaciones ni como vidriera para vender productos. La verdadera liberación no es compatible con la opresión de otros pueblos ni con las lógicas de mercado que vacían de contenido.
Durante junio de 2025, el ataque israelí a Irán ha escalado con tintes estratégicos de largo alcance. Según La Izquierda Diario, Netanyahu no se limita a frenar un supuesto plan nuclear iraní, sino que pretende desestabilizar o incluso derrocar al régimen de los ayatolás, con el objetivo explícito de “hacer caer a los ayatolás”.
La campaña aérea ha alcanzado instalaciones nucleares clave —como Natanz y Fordow— y altos mandos del régimen, lo que representa una ofensiva inédita desde 2003. Esta operación, destinada a reforzar su poder interno y presionar a Irán, podría ser el desencadenante de una guerra regional más amplia.
Frente a esta ofensiva, la respuesta iraní fueron múltiples misiles y drones han sido lanzados contra ciudades como Tel Aviv y Jerusalén . El conflicto ha provocado ya cientos de muertos, según informan fuentes oficiales, y amenaza con irradiar violencia a Líbano, Siria y aguas del Golfo. Mientras tanto, la gran mayoría de los países muestra creciente alarma, con llamamientos a detener la escalada y advertencias sobre las repercusiones económicas globales y el riesgo de implicación directa de potencias como Estados Unidos.
¿Y por casa?
Mientras Milei visitó a Netanyahu, se sacan fotos y refuerzan la alianza con uno de los principales responsables del genocidio en Gaza, en Argentina se profundiza el ajuste, la represión y el saqueo del país. No es casual: su política exterior, alineada con el sionismo, expresa una lógica de violencia estatal, desprecio por los pueblos oprimidos y subordinación a los intereses del imperialismo. Mientras el pueblo palestino resiste la ocupación y el exterminio, Milei legitima al Estado de Israel como modelo represivo a seguir. Desde la izquierda y quienes se sienten hermanados con los pueblos oprimidos tenemos que denunciar con fuerza esta complicidad criminal, y oponerle una solidaridad activa con Palestina y la lucha contra el régimen de hambre y represión que Milei y sus cómplices.
El desafío es recuperar el sentido radical del orgullo: un orgullo que no se negocia, que no se maquilla, y que no se utiliza para limpiar la imagen de quienes reproducen violencia y explotación. Un orgullo que sea parte de una lucha integral contra todas las formas de opresión.
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Tropikinky: fiesta, política y disidencia en tiempos de ajuste
14 de junio, por Cultura — Géneros y Sexualidades, Cultura, Zona Sur del Gran Buenos Aires, Diversidad, LGBTQI+ , Géneros y Sexualidades, Cultura, Zona Sur del Gran Buenos Aires, Diversidad, LGBTQI+En el corazón de la capital, el sábado 7 de junio, la Tropikinky celebró sus seis años de existencia. Pero no fue solo una fiesta: fue un refugio, un punto de encuentro, un espacio de resistencia para quienes ponen el cuerpo todos los días frente a un gobierno que nos quiere fuera de escena.
“Viejas zurdas, gordas en tetas, inventadas, viajadas. Una pausa a las identidades y poner el cuerpo para accionar. Somos, estamos y experimentamos”, dice su creador Rotpando, DJ beatmaker, que con esfuerzo autogestivo construye este espacio “mucho amor deforme, cuir y antifa” donde la noche y la política se mezclan.
El evento reunió a artistas como La Kalo, activista drag y figura clave de la Asamblea Antifascista LGBTQ+ de Lezama, quien hosteó la noche entre gritos de “¡Politizate!”. Llamó a estar en las calles, con los jubilados reprimidos todos los miércoles, con les trabajadores del Garrahan, con quienes enfrentamos el odio del 1F y cada día desde entonces.
Desde el escenario, Ayelén Beker, cantante rosarina y artista trans, encendió la pista. Más tarde, Blujaus trajo su “techno comunista sucio e inmoral” con una performance que parodió a Patricia Bullrich, replicando frases como “poner el foco en el ser humano”, mientras se denunciaban los golpes y represiones que ella avala. Para eso sí hay plata.
La Tropikinky fue, una vez más, ese lugar donde lo festivo y lo político no se contradicen, se potencian. Donde travas, putos, tortas, no binaries de distintas generaciones nos encontramos, no solo para bailar, sino para reconocernos como sujetxs de lucha.
En un contexto donde el gobierno de Milei ataca abiertamente nuestras identidades, precariza nuestras existencias y desmantela políticas públicas básicas como el acceso a hormonas, estos espacios no son un lujo ni un escape: son trincheras afectivas, culturales y políticas. Son hogar.
En estos tiempos oscuros, donde las políticas de odio se traducen en hambre, represión y abandono, espacios como la Tropikinky no son solo necesarios: son vitales.
La Tropikinky es ejemplo de que se puede hacer política desde el goce, desde el afecto, desde la creación. Que lo disidente también organiza, convoca y enciende.
Al mismo tiempo, quienes venimos de la militancia política —también marikas, travas, tortas— nos preguntamos cómo tender puentes más fuertes entre estos espacios y una estrategia de lucha común contra el ajuste y el odio. Cómo transformar esa potencia colectiva en una fuerza que dispute poder, que articule con trabajadorxs, con estudiantxs, con quienes pelean día a día.
Una de las invitación que también tuvo la noche, fue el festival por Sofía Fernández, “nadie se suicida en una comisaría” el 27 de junio.
Sofía Fernández era una mujer trans y estudiante de enfermería, fue asesinada hace dos años en la comisaría quinta de Derqui, partido de Pilar. Su caso sigue impune, aunque la fiscalía imputó a 10 policías, hoy en día el único detenido fue liberado.<script async src="//www.instagram.com/embed.js"></script>
Si algo muestra los espacios de encuentro como la Tropikinky, es que cuando nos encontramos, el cuerpo baila... pero también resiste.