En nuestro país hay una Santa Alianza entre la Iglesia y el Estado que tuvo su máxima expresión durante los años más oscuros de la dictadura militar. En 1977, la dictadura promulgaba leyes que otorgaban cuantiosos subsidios a esta institución, cómplice y partícipe del genocidio que se cobró la vida de más de 30 mil luchadoras y luchadores.

Esas leyes se sostienen hasta el día de hoy. Más de 25 mil pesos cobra por mes un obispo o arzobispo. Más de 4.600 millones de pesos por año se destinan a los colegios religiosos, que impiden la educación sexual y oprimen a la juventud.

Los 30 años de régimen democrático mantuvieron esta Santa Alianza entre la Iglesia y el Estado. La reaccionaria Iglesia hizo tres cruzadas contra derechos democráticos elementales: en 1987 se opuso al derecho al divorcio; en 2010, con el arzobispo Bergoglio a la cabeza, se lanzó contra el matrimonio igualitario y los derechos LGTB y mantiene una guerra permanente contra el derecho al aborto, mientras centenares de mujeres -en su mayoría jóvenes y pobres- mueren, cada año, por las consecuencias del aborto clandestino.

Divorcio y matrimonio igualitario terminaron imponiéndose, contra el deseo de la Iglesia, porque millones de personas simpatizaron con estas leyes y repudiaron la reacción oscurantista. La gran mayoríade la población, según las encuestas, también está a favor de despenalizar el aborto. Pero si no se puede avanzar en el derecho al aborto libre y gratuito es porque, en este punto, la Iglesia y el gobierno de Cristina Kirchner tienen un cerrado acuerdo.

Por eso, para conquistar el derecho al aborto tenemos que desarrollar un gran movimiento de miles de mujeres en las calles, que se organice en los lugares de trabajo, colegios, terciarios y facultades, en forma independiente del gobierno nacional y la oposición patronal.

• Anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir. ¡Derecho al Aborto, seguro libre y gratuito!

• Hay que acabar con la casta clerical de privilegiados. Que los curas vayan a laburar. ¡Por la anulación de las leyes de los genocidas que establecen subsidios y prebendas para la Iglesia!

• ¡Separación definitiva de la Iglesia del Estado!