La conmemoración del día “del niño por nacer” fue un gesto del Gobierno menemista en el año 1998, que bajo el reaccionario decreto 1406/98, dejaba bien en claro que la lucha por el derecho al aborto no iba a prosperar bajo su gobierno. El reaccionario decreto perduró por los años kirchneristas, cumpliendo el mismo significado. Fue clara la postura que quedó profundamente expresada durante la presidencia de Cristina, dejando bien asentado que bajo su gobierno la legalización del aborto no iba a suceder. Y el 25 de marzo siguió siendo este día conmemorativo.
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Luego vino el macrismo, y el propio Ministro de Educación es el que habla de “milagro de la vida”. En estos días de conflicto docente, y de ataques de todo tipo por parte del gobierno, haciendo todo tipo de campañas y comentarios en detrimento de la misma y a favor de la educación privada, el nuevo posteo que hizo Bullrich, no hace más que marcar la necesidad de entablar un debate profundo sobre qué significa que además de pública, se pelee por una educación laica y gratuita de calidad.
Al inicio de este Gobierno, uno de los lugares que sufrió despidos, recortes y desmantelamiento fue el programa de Salud Sexual y Procreación Responsable, siendo uno de los sectores afectados, la implementación de Educación Sexual Integral en las escuelas y la formación constante, sobre esta temática, a docentes que trabajaban en el tema.
El avance sobre lo que había sido un incipiente punto de inicio de poder trabajar la construcción de las sexualidades desde todos los niveles educativos, adecuados para cada etapa del desarrollo y cada necesidad, se vio afectado en su totalidad ya que con su desmantelamiento no se han trabajado más estos temas en las escuelas.
Recordemos que el concepto de las ESI (Educación Sexual Integral) comprendía transversabilidad en todas las materias y con contenidos y talleres para las familias y la comunidad. Comenzando por focalizar las diferencias de género construidas en la cotidianeidad de las escuelas, desde la formación de filas separando niños de niñas, la disposición en las aulas, e incluso el uso de baños para niños o niñas en salas de inicial, siendo que la enseñanza es sobre la privacidad y el respeto, solo por nombrar algunas.
Estos conocimientos, que la escuela también imparte, se naturalizan porque ya están establecidos, reforzando estereotipos sociales sobre las construcciones de las sexualidades.
Sin embargo, este programa contaba desde sus inicios con muchas limitaciones. Toda la potencialidad que tenía en la ley y en el propio programa, quienes lo crearon pusieron su propio límite. En primer lugar dando lugar a que las entidades religiosas interfieran en la implementación, poniéndole límites en aquellas provincias o lugares donde su influencia era mayor, llegando incluso a prohibir de su la implementación.
Incluso, donde esto no sucedía, la implementación quedaba en manos de docentes que se dispusieran a llevarlo adelante al igual que las capacitaciones, que eran muy interesantes, pero las realizaban solo quienes se comprometían con ello (ya que no se realizan en servicio), quedando está práctica reducida a la buena voluntad de los docentes. Incluso, temas referidos a abordar la temática del derecho al aborto, quedaba poco claro en los lineamientos generales.
Esto se ha transformado en un gran obstáculo, porque al crear una buena ley sobre contenidos educativos, no la extendió como su obligatoriedad exigía, instando nuevamente una diferencia entre los contenidos tradicionales y esta nueva ley, quedando así en palabras escritas a medio término. Esto ha permitiendo que estos obstáculos sean los que habilitan a un Ministro como Bullrich a avanzar, aún más, contra la educación sexual integral en las escuelas. |