Con la crisis deteriorando la economía y familias que ven empeorar sus condiciones de vida por la inflación, el peligro de una devaluación y con riesgo de perder el empleo, el relato ficcional del kirchnerismo se hace, cada vez, más irrisorio.
Mientras juega al “antiimperialismo” con los fondos buitres, la presidenta se esfuerza por continuar con los pagos y conseguir nuevas inversiones extranjeras. Y no sólo permite que la multinacional yanqui “buitre” LEAR despida trabajadores, sino que manda a la Gendarmería a custodiar sus intereses y reprimir a las familias que resisten, indomables, en la Panamericana. Entre tanto, los lacayos dirigentes sindicales del SMATA, fieles al gobierno, hacen denodados esfuerzos por mostrarse como los verdaderos “gerentes” del ajuste patronal, en este durísimo y prolongado conflicto.
No es sólo Cristina la que juega con las palabras altisonantes, para terminar haciendo lo contrario. El sector del gobierno que vitoreaba las medidas “irreversibles” de la “década ganada”, aceptó sin chistar la intromisión del Vaticano en la redacción del nuevo Código Civil. Una reforma reaccionaria que obtuvo sanción exprés en el Congeso, porque el kirchnerismo cuenta con mayoría automática. ¡Las mismas diputadas K que firmaron el proyecto de ley presentado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, ahora hacen denodados esfuerzos por demostrarnos que el nuevo Código no es un obstáculo más para la legalización del aborto en Argentina!
Pero lo único “irreversible” que nos dejó “el modelo” son las muertes de más de 3 mil mujeres, por las consecuencias de los abortos clandestinos; un verdadero femicidio del cual el gobierno es responsable por negarse a aprobar la ley. Lo que es “irreversible” es la desaparición de más de 600 jóvenes secuestradas por las redes de trata que actúan bajo el manto de impunidad y la complicidad de los propios funcionarios y fuerzas represivas del Estado. Lo “irreversible” son las vidas de mujeres y adolescentes asesinadas, cada 30 horas –como Melina Romero, Paola Acosta y, más recientemente, la maestra salteña Evelia Murillo- por la violencia machista que aumenta, cada vez más, en un régimen social sostenido en la violencia de la explotación capitalista y la opresión patriarcal.
Mientras se deshilacha el ciclo kirchnerista, abriéndole paso a la derecha (de Scioli, Massa o el macrismo), todos los partidos del régimen tienen acuerdo en que los costos de pagarle a los buitres, recaerán sobre nuestras espaldas, ya sea con inflación, recesión o ajustes. También, todos se arrodillan ante el Papa, acompañando el giro derechista del gobierno y acordando con Bergoglio “cuidar a Cristina”. Y aunque todos se muestran preocupados por los índices de violencia contra las mujeres, oficialistas y opositores no pueden presentar más que fracasos, mientras despliegan a las fuerzas represivas, les estallan escándalos de trata y prostitución entre sus funcionarios y participan o protegen los grandes delitos.
En esta situación, la izquierda viene emergiendo y siendo un factor actuante: en la defensa de los puestos de trabajo, enfrentando la represión del gobierno contra las familias que se resisten a quedar en la calle, como una fuerza política coherente y consecuente en la lucha por el derecho al aborto y por la separación de la Iglesia del Estado, movilizándose contra la violencia hacia las mujeres. Son batallas dadas en las empresas, contra las patronales y la burocracia sindical; en las calles, contra el gobierno y sus fuerzas represivas; en el Congreso y las legislaturas provinciales, con nuestros diputados y diputadas, cuyas bancas son nuevos puntos de apoyo para nuestras luchas.
Las mujeres de Pan y Rosas y el PTS en el Frente de Izquierda te proponemos construir ese movimiento de miles de mujeres trabajadoras, estudiantes y amas de casa, cuya disposición a enfrentar los ataques, a organizarse y pelear por nuestros derechos es verdaderamente “irreversible”: el movimiento de las mujeres trabajadoras que no vamos a aceptar despidos y suspensiones sin dar la pelea contra las multinacionales; el de las jóvenes que enfrentamos la represión del gobierno en la Panamericana en primera fila; el de las que estamos hartas de que nos traten como material descartable, que no queremos ni una víctima más de la violencia machista; el de las que nos movilizamos por nuestro derecho a decidir y para que no haya más mujeres muertas por abortos clandestinos.
MUJERES TRABAJADORAS
¡Familias en la calle, nunca más!
Son las indomables mujeres de la Panamericana: las trabajadoras y esposas de los obreros despedidos de LEAR, que enfrentan la represión –desde hace cuatro meses- del gobierno de Cristina. Son las que durante años trabajaron en una empresa que te revienta el cuerpo y la vida, porque te obliga a elegir entre tu familia y el trabajo, con ritmos extenuantes y jornadas interminables.
Son las que, contra toda victimización impuesta por el paternalismo machista que interioriza a las mujeres, se plantaron en un feroz combate por conquistar la vida que merecen vivir.
Son las que, junto a sus compañeros, le arrancaron a la Justicia todos los fallos favorables. Las que con la fuerza de la unidad le impusieron a la patronal y al Ministerio de Trabajo que cumplieran con esos fallos, consiguiendo que sus delegados fueran reinstalados en sus puestos. Son las que, junto a los trabajadores de distintas fábricas y la juventud estudiantil, volvieron loco a Berni y dejaron en evidencia sus ridículas maniobras con el Gendarme Carancho y el milico canoso infiltrado en sus movilizaciones.
Son parte de ese grupo tenaz e indomable que logró el apoyo solidario de miles de trabajadoras, trabajadores y estudiantes en todo el país.
Junto a ellas, a pocos kilómetros, la Comisión de Mujeres de MadyGraf (ex Donnelley), una fábrica donde casi no trabajan mujeres, pero donde las compañeras y hermanas de los obreros gráficos, con el apoyo de la comisión interna de la fábrica, se organizan desde hace tiempo. Cuando la empresa cerró, el gobierno denució la quiebra como fraudulenta y dijo que iba a garantizar los puestos de trabajo, pero, hasta el momento, la única solución la consiguieron las familias trabajadoras con su lucha poniendo a producir la fábrica bajo gestión obrera.
Hoy, la Comisión de Mujeres participa, junto con los obreros de esta gestión en la mayor empresa gráfica del país, porque ese nuevo sindicalismo combativo y clasista, también apoya y promueve la organización de las mujeres. No sólo para que participen en las movilizaciones, organicen el fondo de lucha y ayuden a difundir el conflicto, sino también para denunciar las redes de trata, exigir la legalización del aborto, enfrentar la violencia machista y participar de los Encuentros Nacionales de Mujeres.
Las mujeres trabajadoras, estudiantes y amas de casa de Pan y Rosas y del PTS en el Frente de Izquierda somos parte de estas nuevas experiencias de lucha y organización. Apostamos al resurgir, aún en germen, de un nuevo feminismo obrero y socialista que hoy podemos empezar a gestar en estas experiencias.
DERECHO AL ABORTO
La escribanía del Vaticano queda en Congreso
El kirchnerismo lo hizo. Los enfervorizados cruces con Bergoglio, cuando señaló al matrimonio igualitario como un maléfico plan del diablo, se acallaron cuando alcanzó el trono de San Pedro. Pero los favores se pagan con favores. Y si el Papa reza “para que le vaya bien a Cristina”, el gobierno permite que la Iglesia meta su cola de zorra vieja en la redacción del Código Civil.
Presentada con bombos y platillos como una reforma progresiva, terminó, finalmente, siendo un escandaloso documento redactado por el clericalismo. El principal cuestionamiento es a los cambios que introdujeron en el artículo 19. Donde, desde 1871, decía “la existencia de la persona humana comienza con la concepción en el seno materno”, ahora sólo dice “comienza con la concepción”, porque la Conferencia Episcopal insistió en otorgarle el status de persona a los embriones. El oficialismo, sin fisuras, aprobó la fórmula pergeñada por el oscurantismo. La diputada kirchnerista Mara Brawer, que anteriormente había denunciado las “presiones por parte de sectores conservadores” ligados a la Iglesia para la sanción en el Senado, terminó afirmando en Diputados, que “este código es maravilloso”.
La oposición huía del debate. Aduciendo críticas a los métodos del kirchnerismo que tiene mayoría automática en el Congreso, evitó hablar sobre las cláusulas reaccionarias, contra los derechos de los trabajadores y otras con las que no tienen diferencias sustanciales. Sólo los diputados del Frente de Izquierda expresaron su posición contraria a la reforma. Nicolás del Caño, del PTS en el Frente de Izquierda, interpeló a las diputadas y diputados oficialistas que, contradictoriamente, acompañan el proyecto de ley de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto: “Es una hipocresía plantear el derecho al aborto y al mismo tiempo aprobar el artículo 19 que impuso el Vaticano. Además, ¿qué progresismo puede plantear un retroceso de más de 140 años en lo que hace a las cuestiones de la laicidad?”
En estos más de diez años de lucha por el derecho al aborto, la izquierda mantuvo una posición coherente y fue persistente en promover la organización y la movilización de centenares de mujeres en todo el país. Las bancas obtenidas en las últimas elecciones, han sido puestas al servicio de esta lucha. Nuestras compañeras, la senadora Noelia Barbeito y la diputada Cecilia Soria, de Mendoza, han sido atacadas por la derecha clerical y los fundamentalistas del Opus Dei por defender el mínimo derecho al aborto no punible y exigir el uso del protocolo de atención en la provincia.
Las mujeres de Pan y Rosas y del PTS en el Frente de Izquierda nos hemos ganado un lugar en esta pelea, que hoy requiere –más que nunca- poner en pie un poderoso movimiento de lucha de miles de mujeres, capaz de enfrentar esta “Santa Alianza” que pone más obstáculos en el camino de conquistar el derecho al aborto.
VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES
Tocan a una, ¡nos organizamos miles!
El índice de femicidios en Argentina es altísimo, tanto como el dolor que provoca cada una de esas muertes cuyo único móvil es el odio misógino. Sabemos que esa decisión letal que un hombre pretende tener sobre nuestra vida es el resultado de una escalada de conductas de hostigamiento, violencia verbal, psicológica, económica, física, que generalmente ni la policía, ni la justicia, ni nadie suele atender, porque el control y el dominio de los hombres sobre las mujeres están naturalizados.
Y todas esas formas de violencia silenciadas tras los muros del hogar, exponen crudamente las múltiples formas de violencia legitimadas, justificadas, invisibilizadas y repetidas por la sociedad patriarcal, el Estado y las instituciones de su régimen de dominio. Una violencia que se ejerce contra las mujeres cotidianamente, con el gatillo fácil y la represión, la discriminación y cosificación de los medios, con la subordinación que impone la Iglesia, la precarización y la superexplotación laboral, con la condena a muerte de los abortos clandestinos para las más pobres, con los brutales vejámenes de las redes de trata y prostitución...
Por eso, el combate contra la violencia hacia las mujeres requiere de una lucha mucho más radical ¡hay que acabar de raíz con un régimen social fundado en la violencia de la explotación y de la opresión! Es el único camino realista para gozar de la plenitud de la vida, del pan y también de las rosas. Y para que se haga verdadera justicia con todas las mujeres asesinadas por la violencia machista.
Las mujeres de Pan y Rosas y del PTS en el Frente de Izquierda estamos en la primera fila de la lucha contra la violencia. Sabemos que la organización de las mujeres en la pelea por sus derechos es el único camino para fortalecernos y enfrentar la violencia. Por eso, nuestras compañeras ocupan lugares destacados en la lucha por encarcelar a los milicos genocidas, contra la impunidad policial del gatillo fácil, contra la represión, contra las redes de trata y por justicia para todas las víctimas de violencia.
SIN EXPLOTACIÓN NI OPRESIÓN
Queremos el pan, pero también las rosas
La sociedad capitalista, basada en la explotación de millones de seres humanos por la minoritaria y parásita clase dominante, nos empuja al hambre, la marginación y la barbarie más descarnada. ¡Queremos una nueva sociedad y no establecer algunas modificaciones insustanciales de la antigua sociedad que nos ha esclavizado! Con esa perspectiva, las mujeres de Pan y Rosas y del PTS en el Frente de Izquierda, peleamos por la revolución socialista y un porvenir liberado de la esclavitud asalariada y de todas las cadenas que hoy oprimen a la inmensa mayoría de la humanidad, pero doblemente a las mujeres.
Te invitamos a organizarte con nosotras, para advertirle a esta sociedad opresora, con las palabras de la legendaria Louise Michel, “Cuidado con las mujeres cuando se sienten asqueadas de todo lo que las rodea y se sublevan contra el viejo mundo. Ese día nacerá el nuevo mundo”. |