La Comisión Interna de Donnelley (ex Atlántida), empresa gráfica de Zona Norte, que hace años viene peleando contra la precarización laboral, conquistó la efectivización de cientos de contratados y tercerizados, ayudó a organizar talleres que estaban sin organización gremial, poniendo en pie comisiones internas combativas y antiburocráticas, entre otras de sus más importantes conquistas. Todo esto a la vez de ir combatiendo los prejuicios sexuales, xenófobos, y machistas de los trabajadores, con el objetivo de poner en pie una corriente obrera clasista y militante. “Entré disfrazada de hombre para poder conseguir este trabajo”, contó Tamara, quien trabaja hace ya cinco años en esta fábrica.
Un informe del INADI dice que el 91% de las personas trans fue víctima de algún tipo de violencia y el 64% tiene la educación primaria incompleta. Esta investigación también arrojó que su expectativa de vida estimada, no supera los 35 años. El 86% de las travestis sufrió abusos policiales y el 95% se encuentra en situación de prostitución.
Sin embargo, poco se sabe de las personas trans que luchan por tener una vida fuera de la prostitución y construyen su identidad sexual dentro de su propia clase.
Tamara entendió que no le gustaban las nenas a los 6 años. Sufrió por no poder expresarse libremente durante toda su adolescencia y vivió con miedo de enfrentar a sus padres con la verdad. Ser aceptada con su auténtica identidad fue y continúa siendo una de sus mayores preocupaciones.
-Vos decís que salís poco a la calle por lo agresivo que te resulta el medio social, ¿cómo es eso?
-Trato de no viajar, de no ir al médico ni al shopping por las miradas burlonas. Me miran y se ríen. Podés ser muy linda, muy femenina, pero igual se ríen porque sos travesti. La gente me agrede con la mirada y las risas me hacen sentir mal. No sé cómo lo toman las otras chicas, pero yo me siento agredida. Voy de mi casa al trabajo, y cuando salgo, lo hago acompañada.
-¿En tu vida afectiva cómo te sentís?
-Con las parejas pasa lo mismo. Estás con alguien un tiempo pero, aunque se sienta bien con vos, después te deja porque quiere una relación heterosexual para no enfrentarse a la familia ni a los amigos. A veces no quiero ser así. Quiero ser un “hombre hombre” o una “mujer mujer”, morirme y nacer de nuevo, como hombre o como mujer. Pero la remo y sigo. No hay que vivir de lo que la gente diga.
-¿Cómo se enfrenta la discriminación?
-Llevo esta mochila hace muchos años. Duele mucho la discriminación. Lo de afuera te hace sentir tan mal que te querés pegar un tiro. Lloré mucho porque a veces no quiero ser esto, y no porque yo no me guste o no acepte mi cuerpo, sino que me harta salir a la calle y soportar las miradas, o por no poder consolidar una pareja en serio como una mujer normal. Son puntos de quiebre pero yo voy a seguir peleando por el derecho a la identidad. Me corté el pelo, me dejé la barba para entrar a trabajar, porque no quería estar en la calle. Me tuve que hacer el hombrecito en el trabajo hasta que mis compañeros me aceptaron y pude volver a ser como quería.
Muchas de mis amigas travestis tienen el secundario completo, pero por ser así las discriminaban y no las tomaban en los trabajos, terminan en la calle, en la prostitución. Eso no es vida.
-¿En tu trabajo tus compañeros te hacen preguntas sobre tu vida?
-No, hablamos de trabajo. Igual yo he salido a bailar con ellos, estoy muy integrada y me tratan como mujer. Cuando entran chicos nuevos por agencia me miran y se ríen, lo mismo que pasa en la calle. No es común que una chica travesti trabaje en una fábrica y sé que hay cosas que no se entienden, como, por ejemplo, cuando cuento que tengo una pareja y que no es gay. Piensan que porque tengo genitales masculinos, el que está conmigo es gay. Pero no es así. El que me elige, me elige como mujer.
-Enfermeras de La Plata cuentan cómo los médicos imponen el orden biológico, y discriminan a las mujeres trans que se atienden en el hospital. En algunos casos las internan en servicios de hombres y les niegan la atención en Consultorios Externos de mujeres.
-Somos seres humanos como todos, no soy extraterrestre, soy una persona que elige una sexualidad. ¿Cuándo va a cambiar esto? Seguramente el camino que comenzó a transitar Tamara con el apoyo de los compañeros y su batalla contra la discriminación, es un primer gran paso. El apoyo de la Comisión Interna de Donnelley y de los militantes del PTS como parte de ella, unificando la lucha contra la explotación y la opresión, es un ejemplo para la clase obrera. Luchando contra todo tipo de opresión y discriminación la clase trabajadora también se libera, en parte, a sí misma. Superando el corporativismo y el sindicalismo impotente para construir la unidad de los explotados y oprimidos para luchar contra este sistema de explotación, es una tarea de todos los trabajadores.
– Mi mayor anhelo es pelear contra la discriminación, concluye Tamara. |