Miércoles 10 de octubre de 2007

A 90 AÑOS DE LA REVOLUCIÓN RUSA

’Quienes luchan con más energía y persistencia por lo nuevo son quienes más han sufrido con lo viejo’

Presentamos a continuación, pasajes de la charla que nuestras compañeras Celeste Murillo y Andrea D’Atri dieron en el Instituto del Pensamiento Socialista ’Karl Marx’, iniciando un ciclo de actividades en homenaje al 90º aniversario de la Revolución Rusa.

(...) Como es conocido ya, la Revolución Rusa que culmina con el poder de los soviets en octubre de 1917, se inició en el mes de febrero, con una movilización de obreras textiles que decidieron conmemorar el Día Internacional de la Mujer con una huelga.
(...) Dos ideas centrales recorrían el pensamiento de los bolcheviques, al frente del Estado obrero, respecto a las leyes que crearía este Estado, en general, y en particular respecto a los derechos de las mujeres: 1) La igualdad ante la ley no garantiza la igualdad ante la vida y 2) Las leyes creadas por el Estado obrero son transicionales, es decir, son pensadas para que desaparezcan. Inmediatamente después de la toma del poder, los bolcheviques tomarán una serie de medidas que tienden a lograr la igualdad jurídica de las mujeres: podrán elegir libremente su profesión, tendrán un salario igual por el mismo trabajo que los hombres, tendrán acceso en los empleos del Estado, quedarán prohibidos los despidos de mujeres embarazadas, las casadas ya no estarán obligadas a seguir a su marido y la educación será mixta.
En este mismo sentido, se establecerá un nuevo Código de Familia que intentará adecuarse al nuevo Estado y el nuevo régimen, diseñado bajo la firme convicción de que se trataría de una legislación transitoria y tendiente a desintegrarse junto con el mismo Estado, también concebido como transitorio. (...). La visión de los bolcheviques se anclaba en una serie de principios fundamentales: 1) la emancipación de las mujeres era una tarea central de la revolución y no una cuestión ad hoc; 2) las mujeres sólo podrían emanciparse mediante su incorporación a la producción social y no por una reconsideración instituida legalmente del valor del trabajo doméstico que era menospreciado en la sociedad capitalista y 3) la eliminación del trabajo doméstico era esencial para incorporar a las mujeres a la vida pública.
(...). Existían muchas visiones sobre la mayor o menor radicalidad que debían asumir en la legislación civil, pero todos coincidían en que la misma debía tender hacia un único objetivo: la emancipación de las mujeres, en particular, las trabajadoras. (...).

Entonces, -¿en qué entonces consistía la política de los bolcheviques para avanzar en la desintegración de la familia burguesa? Alejandra Kollontai decía: "En vez de la familia de tipo individual y egoísta, se levantará una gran familia universal de trabajadores, en la cual todos los trabajadores, hombres y mujeres, serán ante todo obreros y camaradas. Estas serán las relaciones entre hombres y mujeres en la Sociedad Comunista de mañana. Estas nuevas relaciones asegurarán a la humanidad todos los goces del llamado amor libre, ennoblecido por una verdadera igualdad social entre compañeros, goces que son desconocidos en la sociedad comercial del régimen capitalista." Esta visión de Kollontai sobre la desintegración de la familia era ampliamente compartida en el Partido Bolchevique (...). Sin embargo, el Estado obrero se enfrentaba a una realidad concreta, que superaba los debates ideológicos. (...) el límite a la "libertad sexual" estaba dado, no por el control estatal, sino por la realidad de una sociedad donde seguían latentes conductas patriarcales. (...). La "libertad sexual" y la unión libre sólo sería un derecho para los hombres y las principales afectadas por las consecuencias de los abandonos, las separaciones, los embarazos no deseados, etc. serían las mujeres.
Por eso, además de garantizar el derecho al divorcio y de eliminar el status de inferioridad legal de las mujeres, el código planteaba otra novedad: rompía la unidad jurídica "familia-matrimonio" y hacía que las obligaciones familiares fueran independientes de la unión legal. (...). Bajo la nueva ley, todos los hijos nacidos dentro o fuera del matrimonio tenían los mismos derechos y sus padres, las mismas responsabilidades para con ellos, sin importar su estado civil. (...). Como parte de estas medidas, en noviembre de 1920 se va a decretar el derecho al aborto libre y gratuito, un derecho que las mujeres de los principales países capitalistas iban a tardar más de 40 o 50 años en conquistar. (...) el legado en materia de derechos y libertades democráticas de una revolución obrera de principios de siglo XX aun no pudo aun ser superado, ni siquiera ha habido atisbos de alguna experiencia que haya opacado o probado como inútiles o arcaicas sus premisas.

(...). La burocracia stalinista que arrebató el poder de la clase trabajadora en la Unión Soviética otorgó medallas a la Gloria Maternal a las mujeres que tuvieran más de diez hijos, persiguió y trató como delincuentes a las mujeres que, viviendo en la miseria, se vieron condenadas a la prostitución, prohibió el aborto, enalteció las figuras del Gran Padre Stalin y la madre rusa heroica y sacrificada por el progreso patriótico, permitió que las esposas de los funcionarios pudieran ir en auto con chofer a los supermercados mientras las trabajadoras tenían que hacer colas interminables por la escasez y el racionamiento... (...). Y todo esto lo hacía en nombre del socialismo, diciendo que con la conquista del poder del Estado, ya estaba consumado el socialismo en sus nueve décimas partes. (...). Sin embargo, eso no era el socialismo. (...). Contra lo que preconizaba el stalinismo, el marxismo revolucionario sostiene que un cambio profundo de los valores y de la cultura son necesarios y se continúan como un proceso constante al interior de la propia revolución. (...).Para la burocracia stalinista, si el socialismo ya estaba casi consumado, entonces no era necesaria la participación activa de las trabajadoras y los trabajadores en la resolución de sus problemas. Los bolcheviques, en cambio, lo imaginaban de otro modo. (...), Trotsky señala en una carta dirigida a una reunión de trabajadoras de Moscú de 1923 que contra la inercia y los hábitos ciegos que constituyen una fuerza importante, hay que oponer la lucha de la clase trabajadora, en primer lugar de las mujeres. -¡Incluso les dice que ellas deben "presionar con la opinión pública de todas las mujeres, para que todo lo que se pueda hacer dados nuestros recursos actuales se lleve a cabo"! Estaba convencido de que "quienes luchan con más energía y persistencia por lo nuevo son los que más han sufrido con lo viejo."

-¿Democracia radical, autonomía dentro del capitalismo o revolución socialista?

(...) Ante las aberraciones del stalinismo, sin embargo, fue fácil deducir de manera simplona que lo que había que hacer era evitar ese mal trago de tener que pasar por una revolución y por un estado transicional entre la revolución obrera y el socialismo. La mayoría de las feministas actualmente, incluso las más radicales, no cuestionan la democracia burguesa, porque suponen que toda crítica a la democracia conduce a la vía ya conocida y repudiada del totalitarismo. Que la democracia sea degradada, exclusivamente para los ricos, que sea nada más que una mejor envoltura de la dictadura de clase que se impone sobre millones de trabajadoras y trabajadores no se cuestiona, porque es mejor esto que las dictaduras de "izquierda o de derecha", podrían decir.

(...) De la mano con esta posición de hacer más democrática la democracia y por esa vía evolutiva y gradual ir acercándonos al socialismo, marcha otra lectura posible, que aparentemente es radicalmente contraria, sin embargo, es muy parecida, que es la del autonomismo. Las autonomistas nos señalan que la revolución no es necesaria porque podemos vivir el comunismo o el socialismo aquí y ahora, con sólo decidirlo y ponerlo en práctica. (...).

Siempre repetimos que la opresión de las mujeres no se origina en el capitalismo, sino mucho antes. Pero sin embargo, este modo de producción actual reproduce y legitima la opresión patriarcal en su perpetuación y para beneficio de las clases dominantes. Hoy, en este sistema, millones de seres humanos son explotados por una minoría de parásitos. Sólo dos personas, en este planeta "como Bill Gates y el empresario mexicano Carlos Slim- reúnen una fortuna de 125 mil millones de dólares, mientras 1300 millones de personas viven bajo la línea de pobreza, es decir con menos de un dólar por día. (...). De los millones de seres humanos que viven en estas condiciones, el 70% son mujeres y niñas. (...). Entonces, en la sociedad en la que vivimos, no hay posibilidad de emancipación de las mujeres si no es acabando con el capitalismo que sojuzga a millones de seres humanos de ambos géneros y le impone a las mujeres las dobles cadenas de la explotación y la opresión. (...). Y para eso es necesario hacer una revolución, expropiar a la burguesía de lo que ha sido expropiado históricamente de las manos de los productores: los medios de producción.

Hacer la revolución socialista no resuelve, de plano, todos los problemas. Pero es un paso fundamental para avanzar hacia el socialismo. (...). Las lecciones de la revolución de octubre de 1917, pero también de la lucha de clases de los últimos 90 años encierran infinitas experiencias de las cuales extraer hoy las lecciones para preparar el porvenir. Un porvenir liberado de la esclavitud asalariada y de todas las cadenas de la opresión que hoy pesan sobre la inmensa mayoría de la humanidad. Un porvenir que hoy, nos propone la tarea de poner en pie un partido revolucionario de la clase trabajadora... una clase que, cada vez más, se nutre de la voluntad de lucha de millones de mujeres doblemente encadenadas.




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