Jueves 20 de agosto de 2009

HOMENAJE

Dora, una incansable luchadora

En la madrugada del lunes 17 de agosto murió Dora Coledesky, en su casa de Ituzaingó, donde pasó los últimos años de su vida con su compañero de militancia y de vida Á ngel Fanjul, fallecido el pasado 29 de marzo.

En la madrugada del lunes 17 de agosto murió Dora Coledesky, en su casa de Ituzaingó, donde pasó los últimos años de su vida con su compañero de militancia y de vida Á ngel Fanjul, fallecido el pasado 29 de marzo. Si tuviésemos que resumir en pocas palabras quién fue Dora, deberíamos decir que fue una luchadora incansable. Como pocas. Esta característica hacía que, a sus más de 80 años de edad, no dejara de transmitir esa rebeldía juvenil que sólo la fortaleza de las convicciones puede dar.

Antes de convertirse en una de las feministas de izquierda más reconocidas del país, Dora fue una militante que se reivindicaba trostkista, obrera textil y delegada. También fue abogada, y previo a exiliarse en Francia en los 70, se dedicó, junto a su compañero Á ngel (con quien compartió su militancia en el Partido Obrero Revolucionario-POR, posadista), a atender a los obreros combativos y antiburocráticos.

En Francia, donde militó en la corriente mandelista LCR, Dora fue fuertemente influenciada por el movimiento feminista de enorme envergadura por aquellos años, y participó del Grupo de Mujeres Latinoamericanas, conformado por mujeres exiliadas de Argentina, Uruguay, Bolivia, Chile y Brasil. Desde que volvió a Argentina, en el 84, se convirtió en una activista permanente en la lucha por los derechos de las mujeres, y en particular en la lucha por el derecho al aborto, a lo que dedicó las últimas décadas de su vida.

Tuve la oportunidad de conocer personalmente a Dora y de militar con ella. Juntas impulsamos en enero de 2003 la Asamblea por el Derecho al Aborto en Buenos Aires, que fue la que organizó la embestida contra la ofensiva de la Iglesia en el Encuentro Nacional de Mujeres de Rosario, en agosto de ese año e, influenciadas todavía por los aires de las jornadas de 2001, promovimos la realización, por primera vez en 18 años, de una asamblea durante el Encuentro. En ese momento yo, como joven feminista y ella como infatigable luchadora por el derecho al aborto, junto a otras decenas de compañeras, nos propusimos la tarea de ligar las demandas de las mujeres con los diferentes sectores en lucha de ese momento: el movimiento de fábricas recuperadas con las obreras de Brukman como uno de sus emblemas, las asambleas populares y los movimientos piqueteros.

Después de aquella experiencia, ingresé al Partido de los Trabajadores Socialistas y, junto con compañeras independientes, fui una de las impulsoras de la agrupación de mujeres Pan y Rosas. En estos últimos años, con Dora tuvimos diferencias sobre cómo encarar la lucha por el derecho al aborto, lo que nos llevó a discusiones políticas y personales, por momentos duras, sin por ello dejar de confluir en la necesidad de continuar la pelea. Hace pocas semanas, hablamos por teléfono ya que me inquietaba su estado de salud y de ánimo. Me comentó que estaba dedicándose a archivar todos los escritos de su compañero, y me invitó a visitarla en su casa, a la que pude conocer años atrás durante una cena que organizaron ella y Á ngel. Lamentablemente, no hice a tiempo para despedirme.

Hoy, como impulsora de la agrupación Pan y Rosas y militante del PTS, y compañera de Dora en la lucha por el derecho al aborto, quiero destacar que Dora luchó por la liberación de la mujer, por una sociedad igualitaria. Nunca voy a olvidar aquellas palabras que pronunció en la Asamblea por el Derecho al Aborto en el ENM de Rosario seis años atrás: "Pienso que no estamos luchando una cosa sectorial, el aborto no es simplemente algo sectorial que nos toca muy de cerca, estamos luchando por un cambio en el mundo, por un cambio en la humanidad, eso tenemos que tenerlo claro, por la dignidad humana estamos luchando? , es la lucha por un mundo diferente, un mundo que no solamente es posible, sino que también es necesario e imprescindible si queremos luchar por la dignidad humana."

Cientos, miles, millones de "Doras" salimos y saldremos a la lucha por nuestra libertad, contra toda opresión, por una sociedad sin explotadores ni explotados ni explotadas. Ese es y será mi homenaje para Dora Coledesky.




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