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Pan y Rosas
4 de diciembre de 2008 Twitter Faceboock

"Cuantos más trabajadores y trabajadoras estén organizados, todas las mujeres vamos a estar mejor para luchar por todos nuestros derechos"

Por Catalina Balaguer, delegada de Pepsico Snacks

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En enero de 2002 la multinacional Pepsico, que tenía un 70% de mujeres trabajando, despidió a 70 compañeras contratadas que resistieron durante un mes en una carpa frente a la fábrica y en el medio de la crisis que el país atravesaba con un 20% de desocupación. Yo no era delegada como soy ahora, simplemente defendía el derecho de esas mujeres a conservar su fuente de trabajo. Una lucha de 70 heroicas obreras que defendieron hasta donde pudieron sus derechos. Y digo heroica porque fue una lucha contra la patronal, la burocracia de Daer que dirigía a la mitad de la comisión interna de la fábrica y por las presiones que tenemos las mujeres por ser madres, esposas, novias e hijas. Esas compañeras sabían lo que querían y por qué luchaban, demostraron lo que somos capaces las mujeres cuando estamos convencidas. Pero la patronal fue por más y comenzó una cacería contra todos aquellos que habíamos sido solidarios con esa lucha, despidiendo a cinco compañeros y compañeras, entre los que estaba yo. Fue tanta la presión que la patronal ejerció sobre nosotros y sobre el resto de la fábrica, sembrando miedo a perder más puestos de trabajo, que logró que yo fuera la única que quedara luchando. También fue difícil para mí pelear por mi reincorporación, porque sabía que legalmente no había ningún antecedente del cual agarrarnos, porque yo no era delegada, aunque "de hecho" me había convertido en una vocera de mis compañeras contratadas. Pero queríamos demostrarles que, más allá de las derrotas y los golpes que habíamos recibido, no nos íbamos a resignar y que estábamos dispuestos a dar pelea hasta las ultimas consecuencias.

A la demanda por mi reincorporación que hicieron los abogados del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH), le sumamos una gran campaña nacional e internacional de solidaridad, denunciando a una patronal yanqui que tenía a sus trabajadoras en condiciones insalubres, que fomentaba la discriminación y abusos de encargados y jefes.

Un año y siete meses, pasaron hasta que logramos el primer fallo favorable, y no me dejaban entrar a trabajar ya que la empresa tenía derecho a apelar. Pero pierde la apelación y recién ahí me reincorporan, aunque igual no se dieron por vencidos y presentaron un pedido a la Corte Suprema de Justicia que les salió mal, porque, increíblemente, esa reaccionaria institución que siempre está en contra de la clase trabajadora y el pueblo pobre, falló a mi favor. Claro que lo que yo tenía a mi favor no era la "justicia", sino la gran campaña que hicimos que fue una gran bandera que nos permitió a mí y a un grupo de compañeros y compañeras recuperar, con el tiempo, la comisión interna de las manos de la burocracia, que ahora sí se convirtió en un puesto de lucha para organizar a otros sectores de trabajadores y trabajadoras en la zona norte del Gran Buenos Aires.

Hoy estamos presenciando los despidos de contratados y contratadas de agencias en importantes sectores de la industria alimenticia, textil y autopartistas. El argumento de las patronales es la crisis económica, que pretenden descargarla sobre nosotros y nosotras, como lo hicieron en la anterior crisis. Pero las trabajadoras y trabajadores tenemos que sacar conclusiones de lo que nos ha pasado ya en la crisis anterior y, esta vez, no tenemos por qué pagar algo que nosotros no provocamos. Y tenemos que saber aprovechar las oportunidades que se nos abren: en un principio, fue el fallo por mi reincorporación, que sentó el primer precedente de reincorporación de una trabajadora despedida en el sector de la industria privada, alegando que era una delegada "de hecho"; hoy es el fallo de la Corte sobre el art. 41 de la Ley de Asociaciones Profesionales, que nos da la posibilidad no sólo de pelear por comisiones internas en donde no las hay, sino también defender a las comisiones internas combativas e incluso, recuperar sindicatos de la manos de la burocracia sindical, con organización desde las bases, coordinando entre los distintos sectores de la clase trabajadora que entren en lucha. Por eso, las compañeras de la agrupación Nosotras y de Pan y Rosas llamamos a todas las mujeres a lanzar juntas una gran campaña por la organización de cuerpos de delegados, contra la división al interior de la fábrica, porque necesitamos unirnos y estar fortalecidos para enfrentar la crisis.

Cuantos más compañeros y compañeras estén organizados, las mujeres vamos a estar en mejores condiciones para luchar por todos nuestros derechos.

 
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