Miércoles 11 de marzo de 2009

MUJERES INMIGRANTES

’Viven y trabajan con la máquina de coser al lado de la cama’

Por Liliana, de Simbiosis, grupo de jóvenes de la comunidad boliviana del barrio de Pompeya

Es indignante la situación de las mujeres que llegan de Bolivia: tienen miedo, trabajan en los talleres textiles 15 horas o más, y muchas son encerradas por sus patrones, que les dicen que si salen, la policía las va a mandar de vuelta a Bolivia. Viven y trabajan ahí, algunas con la máquina de coser al lado de la cama. Las buscan ni bien llegan a la estación y les ofrecen trabajo, así que van directo a los talleres y casi no vuelven a salir; piensan que sólo va a durar un tiempo esa situación, pero se prolonga por años. Les pagan $ 0,20 por la misma prenda que después se vende en los negocios a más de $ 100. Las marcas más conocidas usan estos talleres, con trabajadores que tienen enfermedades por las condiciones de laburo, por ejemplo una señora que conozco y plancha 500 prendas por día, y siempre tiene dolorido el brazo, tiene tendinitis.

Yo trabajé varios años en un galpón donde se fabrica calzado, muy sucio, donde se respira un polvillo azul que largan las plantillas. Trabajaba 11 horas mientras terminaba el secundario, me pagaban muy poco y, como estábamos en negro, cuando había controles nos encerraban para que no nos vieran.

Muchas mujeres incluso tienen a sus hijos trabajando con ellas en los talleres y no pueden enviarlos a la escuela: las nenas piquetean, sacan los hilos de las prendas al lado de las mamás, que saben que está mal pero no les queda otra opción.

Igual que el resto de la gente que vive en los barrios más humildes, se siente la discriminación, pero empeora por ser inmigrante; a veces cuando las mamás llevan a los nenes a la salita son insultadas por gente que se quedó sin turno y les dicen que se vayan a atender a su país.

Algunos empezamos a organizarnos para hablarle a la comunidad sobre nuestros derechos y lo que está pasando en Bolivia. Tenemos que organizarnos porque, por ejemplo, los dueños de los talleres (que también son bolivianos) se están organizando. Quieren convertirse en "representantes" de la comunidad boliviana, sin que nadie los haya elegido; somos más de 2 millones y medio en Argentina. La mujer boliviana es muy luchadora, pero hay mucho machismo y violencia hacia ellas, nos educan así, las mujeres tenemos que dedicarnos a la casa o tareas relacionadas con eso. Los hijos se crían en ese ambiente y muchas mujeres viven toda su vida así, humilladas, calladas. -¡Tenemos que organizarnos para cambiar todas estas cosas!




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